Las bujías de competición deberán poder resistir cargas especialmente duras, porque en las carreras muchas veces se superan las 15.000 rpm. La temperatura, la presión, las vibraciones y las corrientes en la cámara de combustión son tan grandes que un electrodo de masa convencional podría romperse o fundirse.
Por tal motivo, las bujías de competición se han diseñado, por ejemplo, con un electrodo de masa en forma anular. La chispa se desliza desde el electrodo central al de masa, en lugar de saltar.